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Canalización de Seres de Luz: El Padre Sol.

Canalización de Seres de Luz: El Padre Sol.

La Fuente, el Gran Espíritu, ha bajado chipas de su energía a distintos avatares, a distintas representaciones, para que en la individualidad de cada una de estas energías el universo mismo encuentre de vuelta su Unidad... la identificación con estas energías no significa la disolución de la Unidad.

 

  • Vamos a llevar nuestra mirada hacia el interior, aproximadamente al centro de nuestro cuerpo, encima del ombligo.

Hemos conectado con la energía del Padre Sol.

La Fuente, el Gran Espíritu, ha bajado chispas de su energía a distintos avatares, a distintas representaciones, para que en la individualidad de cada una de estas energías el universo mismo encuentre de vuelta su Unidad, ya que la identificación con estas energías no significa la disolución de la Unidad.

La representación de una individualidad no significa la separación.

La presencia de esta luz no significa que, en otro lugar, la noche no esté presente.

Cada individualización de la energía del Gran Espíritu tiene sabiduría.

Cada partícula es parte de un todo, y nosotros, somos partes de un sistema, cósmico, divino, cuántico.

Y nuestra consciencia de individuo no nos separa del gran sistema.

No se trata de anular nuestra particularidad, se trata de comprender que la chispa divina que vive en nosotros se manifiesta de manera individualizada, pero que es parte de un macro sistema de divinidad y que somos un aporte, somos una pieza.

No hay error en considerarnos únicos, especiales, así como no hay error en consideramos, la Unidad, el Todo.

La mente no está evolucionando desde una experiencia individual a una de Unidad.

Estamos evolucionando, desde una experiencia unidimensional, a una experiencia multidimensional.

Lo que quiere decir, no que disolvemos nuestra individuación en una masa gigante, en la cual ya no somos un individuo, sino que nuestra mente va a ser capaz de comprender que, siendo un individuo, al mismo tiempo, coexisto como unidad y sistema.

Soy uno, y Soy todos.

Con todos los estadios y grupos que hay entremedio.

La multidimensionalidad es la característica de la Unidad.

Dentro de la Unidad existen infinitos ciclos, grupos, sistemas; y todos esos sistemas están formados por partículas, por individuaciones, y todo coexiste, así como tu cuerpo es una unidad y esa unidad está llena de células. Si las células se disolvieran en la Unidad, no cumplirían la función única que tienen dentro de un órgano determinado, pero su calidad de célula no le quita su cualidad de cuerpo.

 

Esta sabiduría la sostiene el Padre Sol.

El padre sol es un útero cósmico, a través del cual, energías que son parte de un sistema mucho mayor, atraviesan el sol.

Nosotros estamos conversando con el sol de nuestra galaxia, pero este sol tiene la misma sabiduría que otros soles de otras galaxias.

Ellos como avatares cósmicos tienen una función, y es la función uterina, en este caso es el padre útero -como los caballitos de mar-.

Este padre esta dentro del útero de la madre cósmica, que sostiene la galaxia entera.

Y dentro de ella, este sol impregna a pequeñas partículas de Consciencia.

A pequeñas partículas espirituales, les dota de consciencia, para ser partes de un microsistema.

Salimos del útero de la madre cósmica, de la cual somos parte de todo el universo. Pasamos por uno de los soles, y este sol, nos dota de una consciencia particular, para ser una célula de un microsistema en algún planeta en particular, de su propio sistema.

Y es así, como nuestro espíritu se ha dotado de una consciencia particular, que nos ha permitido encarnar en un planeta particular.

Individualizándonos para ser células de un sistema concreto.

Y por haber atravesado este útero del padre sol, nosotros hemos brotado desde ahí, como un fractal.

Y por eso hablamos de la luz interna, y del fuego interno.

Porque dentro de nosotros, energéticamente, espiritualmente, somos un fractal, un partícula de Consciencia que se ha individualizado en el padre sol.

Entonces tenemos la energía de la Unidad, del útero de la Madre cósmica, del universo entero, de la unidad más grande y abarcadora de toda la Consciencia, y luego, nos hemos individualizado, con esta guía, con este marco, que nos ha otorgado el padre sol.

Y hemos encarnado, y tenemos dentro nuestro un fuego, una chispa divina, que es coherente con nuestra capacidad de ser conscientes de que estamos viviendo una experiencia humana.

Esa consciencia de estar viviendo una experiencia humana es esa chispa, es ese fuego que nos entregó haber pasado por el padre sol.

De cierta manera, nos entregó un código de luz, una información que queda plantada en nuestro sistema, para poder nacer en este planeta.

De todas maneras estamos constantemente unidos a la energía solar.

Esa fuente de gravedad que tiene este planeta Tierra, está además sostenido por esta consciencia que tenemos, cada uno de nosotros, de que somos humanos.

Es una fuerza gravitatoria que nos une a la tierra y al sol, y nos permite sostener este movimiento.

Mas allá de esta fuente, que nos ha dado nuestra luz de consciencia, debemos hacernos cargo - dice el Sol - de que somos un fractal de su fuego.

Y esto quiere decir que nosotros sostenemos un micro sistema, una micro galaxia.

Como es adentro es afuera, como es arriba es abajo.

Y nuestro fuego interno, nuestro sol interno, existe ahí por ser un fractal, por haber pasado por el útero del sol.

Esa consciencia interna de luz, es quien dirige.

Es el centro de nuestra vida de nuestra existencia, y nuestra existencia con sus distintas etapas y manifestaciones es este sistema solar que gira alrededor de nuestro sol interior.

Esa luz, esa fuerza de vida que existe dentro nuestro, alimenta todos los sistemas que nos rodean.

Como el sol, con su fuerza gravitatoria, con su luz, con su calor, y todas las energías que él entrega, sostiene energéticamente, ya que sabemos que no hay un lazo físico, su galaxia, girando a su alrededor, con su poder y desde la inteligencia divina nos dice: “con mi consciencia”.

Con mi consciencia de saber quien Soy.

Yo Soy el sol, y por saber que yo soy el sol, ejerzo un poder en estos sistemas que me rodean.

Porque desde mi consciencia, puedo ver una cantidad de planetas a mi alrededor, pero cada uno de esos planetas compone un sistema por completo.

Y yo alimento con mi poder cada uno de esos sistemas.

Y rijo cada uno de esos sistemas.

Y permito la existencia, la vida y la muerte, en cada uno de esos sistemas.

Pero debo recordar en cada momento Presente quien Soy.

Porque si yo pierdo la consciencia de quien soy, el sistema se cae, la fuerza que nos une se disuelve.

Y eso pasa en tu interior, cuando tu olvidas quien eres, los sistemas que te rodean tambalean, la fuerza se hace débil.

El poder de tu consciencia, recordar quien eres, es lo que permite que todos los sistemas se reordenen, es lo que permite que todo circule en armonía y ritmos perfectos, que los procesos ocurran y se sucedan con sabiduría.

Gracias a la vida, tus sistemas no deberían morir.

Tus sistemas deberían mutar en una constante de vida.

Como el otoño no es muerte, como el invierno no es muerte, son etapas necesarias para la próxima.

Tu esencia, tu fuego interno, tu sol interno mantiene cohesionado todos los sistemas de tu vida, todas tus etapas.

Tu consciencia.

La vida entonces te pertenece tanto a ti como a mí.

La vida se sucede y se mantiene gracias a tu consciencia y a la mía.

Y cuando estas allá abajo, eres un representante del sol, de la conciencia divina, de la luz, del fuego, de la creación y de la destrucción.

De todo aquello que necesita mantenerse en armonía para que la vida exista.

Y además, ahí en tu planeta, en tu sistema, en tu individuación, la vida tiene características que no hay en ningún otro lugar.

Porque cada lugar, así como cada ser, cada planeta, cada sol es único, porque cada consciencia es particular.

La energía de la divinidad es Todo, porque todas las consciencias están dentro de esa unidad. Pero tú eres un representante único del fuego de la vida.

Puedes vivir sin recordar nunca esto, y sentir que todos los sistemas que te rodean están siempre tambaleando, débiles, pudiendo disolverse, pero a medida que vas recuperando tu consciencia, la vida se vuelve fuerte en ti.

La manifestación de tu energía comienza a representarte en todo lo que te rodea, comienzas a ser parte, un hijo, una hija, del sol.

No solo la gravedad de tu campo áurico, sino que el calor que emites, la energía que proyectas comienza a ser parte vital de aquello que tú llamas realidad.

 

  • Inhalamos y exhalamos y ponemos la atención en el sol interno.
  • Visualizamos que hay un sol redondo naranjo y brillante que está en el interior.
  • Nos concentramos en este fuego, permite que gire, que emane una energía tan potente que todos tus órganos internos se sanen, por la vida, por la luz, es un fuego que no quema, que le entregará a cada una de tus células la potencia que le faltaba, el calor que necesitaba.
  • Siente como tu campo áurico comienza a fortalecerse.

 

Cuando activas tu fuego interno es como cuando sale el sol en las mañanas.

Y percibes que hay un cambio en el aire, todo se vuelve cálido.

Las flores se despiertan.

El campo saca de encima la bruma, se levanta.

El sol ocupa su lugar en el cielo y como si la vida hubiera despertado.

Siente esto dentro de ti, siente como tu campo áurico reacciona a que hayas puesto tu consciencia en tu sol interior.

Tomar consciencia de tu naturaleza es poner tu atención ahí donde está tu luz.

Permitir que se irradie como el sol sin parar, en un éxtasis constante, de luz, de vida, de fuego, de amor.

No es un desgaste tener tu atención en tu esencia.

No es un desgaste ser consciente de quien eres.

Es una inercia que constituye la vida misma.

Es un flujo ilimitado.

Conecta a este sol interno todos tus chakras, toda la kundalini, la energía que sube y baja por tu columna.

Permite que este calor interno abrace cada espacio de ti que tiene dudas.

Las dudas son como el frio, permite que se entibien. No tienes que saber, con tu mente, qué pones ahí.

Sólo percibe el calor, el fuego interior, esta chispa del sol que eres.

Si Yo tengo sabiduría - dice el padre sol -.Tú también la tienes.

Porque existe ahí por haber pasado por mí, eres un fractal.

Y tu fuego interno es capaz de recordar esta sabiduría de la vida, del movimiento, del flujo, de la consciencia.

Y a medida que lo encarnes, tu sistema, tu propio sistema solar comienza a moverse con fluidez, con equilibrio, y cada cosa funciona como tiene que funcionar.

Solo recuerda que tú eres el sol. Y desde el sol emanas la energía que cada uno de tus sistemas y aspectos de tu vida necesitan.

No eres la duda. No eres el invierno.

Eres el Sol.

Y cuando la duda o el invierno requiera calor, tú vas a brillar, desde tu centro, desde tu consciencia.

La consciencia de que eres una chispa divina con el fuego del sol.

Siente el calor brotando de ti, saliendo de tu cuerpo, a tus cuerpos energéticos y sutiles, llenando tu campo áurico de la luz del sol interior.

Yo te otorgo una dirección, el haber pasado por Mí permitió que tu espíritu encarnara en la humanidad.

Debes dirigir tu propio sistema solar, tu propia vida.

Y debes elegir tu centro.

Debes elegir ser el sol, debes elegir ser la consciencia.

Debes poner tu atención en esa verdad para poder irradiar la energía a tu microsistema.

 

* Inhalamos y formamos un lazo entre nuestro sol interior y el sol de nuestra galaxia.

* Solicitamos la guía, la dirección, el abrazo de nuestro Padre Sol.

* Pedimos al sol interno que irradie su sabiduría en nuestra mente.

La Fuente, el Gran Espíritu, ha bajado chipas de su energía a distintos avatares, a distintas representaciones, para que en la individualidad de cada una de estas energías el universo mismo encuentre de vuelta su Unidad... la identificación con estas energías no significa la disolución de la Unidad.

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